Actualmente estamos viviendo momentos de grandes cambios, momentos de transición, en donde el mundo que conocíamos está dejando de ser y se está transformando en un mundo completamente nuevo y diferente, un mundo que nos sorprende continuamente.
Estos cambios son tan profundos que nos confunden, nos dan miedo y empezamos a manifestarnos con pensamientos negativos, ideas de carencia, emociones de enojo, dudas y esa sensación de incertidumbre que nos puede llegar a paralizar y entonces es más fácil limitarnos a la queja, a la crítica, a lamentarnos, a la pasividad y a la evasión de lo que pasa en nuestra vida, sin asumir nuestro papel protagonista, sin proponer soluciones, evitando el compromiso. Porque a lo que aspiramos es a otro mundo diferente, pero parece que son los demás quienes tienen que cambiarlo.
Y en estos momentos es cuando debemos recordar que nosotros somos responsables de nuestra propia felicidad, es momento de reconocer que nuestros pensamientos, emociones y actitudes crean nuestra realidad. Debemos ser nosotros el motor del cambio. Podemos y debemos influir en nuestro entorno.
Si quieres cambiar el mundo, comienza cambiando tú e influyendo al resto del mundo.